Roque Ceruti (? - 1760)
Este compositor de origen italiano nacido
en Milán, hijo de Don Francisco Cheruti y de Doña
Mónica Cheruti, llegó a Lima en 1707 como director
musical del Palacio de Gobierno, al servicio del Virrey Marqués
Castell dos Ríus. Es muy significativo que el primer Virrey
del Perú designado por el gobierno Borbón de Felipe V, haya traído
consigo a un músico italiano. Ello confirma el notable cambio en
el gusto de lo español por lo italiano que imprimió la Casa borbona,
especialmente en la música, no sólo a España sino también a sus
posesiones de ultramar. El propio soberano favoreció la ópera italiana
y la llegada de Ceruti al Nuevo Mundo marca el comienzo de la hegemonía
del estilo italiano, especialmente del de ópera napolitana, y el
fin del estilo español representado en Lima por Tomás de Torrejón
y Velasco, entonces maestro de capilla de la Catedral. La influencia
de Ceruti fue muy grande: era director de la capilla de música del
Virrey, fue invitado por éste a componer música incidental para
su "comedia harmónica" El mejor escudo
de Perseo, estrenada en 1708 -que también tuvo música incidental
compuesta por Torrejón y otros músicos europeos- y sucedió al propio
Torrejón, a la muerte de éste, como maestro de capilla de la Catedral
de Lima, el 1º de agosto de 1728, por ser "insigne en la música
composición y canto" (Bermúdez, 1825, folio. 296). Según Sás, Ceruti
fue el primer compositor en practicar en Lima el "recitativo accompagnato"
(Sás: 1962, 43).
A los pocos años de llegar Roque Ceruti a Lima,
el estilo italiano de música se había generalizado y había trascendido
las fronteras. En 1711, sólo diez años después del estreno de La
Púrpura de la Rosa de Torrejón y Velasco, se representó en
México la segunda ópera escrita en nuestro continente: Partenope,
de Manuel de Zumaya, perteneciente al más puro estilo napolitano.
José de Orejón y Aparicio, discípulo y sucesor de Ceruti, escribió
sus obras en el estilo napolitano que aprendió de su maestro y llegó
a reparar "los descaminos" de éste, aprovechando "tal qual rasgo
de melodía que á este se deslizaba",
como escribió años más tarde Toribio José del Campo (Campo: 1792,
111). Comparado con el estilo marcial de Ceruti y de su preferencia
por funciones armónicas principales, Orejón y Aparicio resulta más
íntimo y sensitivo, casi en el umbral del Empfindsammerstil
preclásico.
En 1721 la ciudad de Trujillo, al norte del Perú,
quiso rivalizar en música con la magnificencia artística de la capital
virreynal. Para tal efecto contrató como maestro de capilla a Roque
Ceruti, que permaneció seis años en esa sede hasta que se hizo cargo
del mismo puesto en la Catedral de Lima. Ya en esa ciudad contrajo
matrimonio con Doña María de los Santos de Jauri, el 18 de abril
de 1736, de quien enviudó posteriormente. Participó como testigo
de ese matrimonio, celebrado en la Catedral, el Licenciado Esteban
Zapata, también músico, quien junto con Orejón y Ceruti fueron aclamados
el año siguiente por Pedro Bermúdez de la Torre, que comparó a los
dos primeros con Sebastián Durón y a Ceruti, con los mejores compositores
del Barroco Italiano, tales como Graziani y Arcangelo Corelli (Bermúdez
de la Torre: 1737, fols. 52 - 53).
Hacia 1757 Ceruti no pudo seguir ejerciendo el cargo
de maestro de capilla de la Catedral de Lima , debido a su avanzada
edad y por encontrarse enfermo. Fue reemplazado interinamente por
su discípulo Orejón y Aparicio. Por último, el 6 de diciembre de
1760 confirió poder para testar al Alférez Matías Vásquez de Acuña
y pidió ser enterrado en el cementerio de la Iglesia de Santo Domingo
en Lima, ciudad donde falleció el 10 del mismo mes. En el inventario
de sus bienes aparecen seis libros en francés y algunos papeles
de música, entre los cuales se cuentan algunas cantatas.
La fama de Roque Ceruti -que también entendía de
poesía, como lo acredita su Carmen panegyricum,
escrito en latín en 1717- fue muy grande. Numerosas obras manuscritas
suyas se encuentran con señas de mucho uso en archivos coloniales
de América del Sur. En el Archivo Arzobispal de Lima se conservan
16 obras suyas; en La Paz, 2 obras; en el Cuzco, 1 obra en dos copias;
en el Monasterio de Santa Clara de Cochabamba, 1 obra, y en la Catedral
de Sucre, 8 obras. En total se conocen hasta la fecha 28 composiciones
suyas.
(Samuel
Claro, Antología de la Música Colonial en América del Sur,
Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1974)
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