Juan
de Araujo (1646-1712)
Nacido
en Villafranca, España, en 1646, Araujo llegó a Lima a temprana
edad con su padre, funcionario del Conde de Lemos, Virrey del Perú
(1667-1672). Por estos años, Robert Stevenson sugiere que debe haber
estudiado música y composición en Lima, con Tomás de Torrejón y
Velasco, debido a cierta relación estilística existente en las obras
de ambos compositores. Si bien Torrejón desarrolló principalmente
la vena dramática en sus composiciones musicales, Araujo sobresale
por el tratamiento policoral de sus obras, su textura contrapuntística,
la vivacidad de sus ritmos y una fértil imaginación melódica que
se contiene en 165 obras manuscritas que han llegado hasta nuestra
época y de las que tenemos noticias hasta este momento.
Hacia
1670 fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Lima con
un salario de $600 anuales. Fue sucedido en ese cargo por Torrejón
y Velasco, el 1º de julio de 1676. De Lima viajó a Panamá y probablemente
a Guatemala donde dio a conocer la obra de su maestro y sucesor
limeño para regresar luego al Perú. Allí fue contratado como
maestro de capilla de la Catedral de Cuzco y, finalmente en 1680,
de la Catedral de La Plata (hoy Sucre) donde permaneció hasta su
muerte en 1712. En el archivo de la Catedral de Sucre se conserva
la mayoría de sus obras, religiosas y profanas, todas ellas de gran
calidad, que reflejan el intenso trabajo que desarrolló en esa ciudad
durante los 32 años que se desempeñó como maestro de capilla. En
ese importante archivo se han catalogado 151 obras de Araujo, lo
que representa el 34,2% del total de las obras allí existentes que
se han catalogado hasta la fecha, porcentaje muy elevado en comparación
con la obra de un solo compositor en cualquier otro archivo americano.
Además, existen 5 obras de Araujo en Cuzco, 6 en La Paz, 1 en Montevideo,
y 2 en las lejanas misiones jesuitas de moxos.
Como
Gutierre Fernández Hidalgo, un siglo antes, Araujo encontró en esta
rica provincia residencial de los mineros de Potosí, el lugar más
adecuado para hacer florecer su genio musical. Disponía para ello
de una nutrida orquesta y coro de alrededor de 50 integrantes, algo
extraordinario hasta para los más grandes centros musicales europeos
de la época y para cualquier compositor que quiere traducir rápidamente
en sonidos lo que imaginó en el papel. Junto con Tomás de Torrejón
y Velasco y José de Orejón y Aparicio, Juan de Araujo es uno de
los compositores más importantes de la época colonial en América
del Sur.
(Samuel
Claro, Antología de la Música Colonial en América del Sur,
Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1974)
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